EL TERRORISMO NO DERROTÓ A
DAVID, UN MUSULMÁN CONVERSO A LA FE CATÓLICA GRACIAS A LA VIRGEN MARÍA
"En el momento justo, cuando estaba desesperado,
solo, abandonado en un lugar oscuro, como si yo estuviera muerto, Jesús estaba
allí, en la luz, llamándome: «¡David, sal fuera!», dijo".
El año 1979 nació en Bagdad, Irak, David Shawkan. Fue
el octavo hijo de seis varones y tres niñas, sus hermanos y hermanas. La familia
era musulmana y de los años de infancia recuerda tanto el alcoholismo del padre,
como los reiterados eventos de violencia entre sus progenitores que desembocaron
en un divorcio cuando él tenía apenas 12 años de edad. “Mi familia no era feliz…
Casi no recuerdo que mi padre me enseñara lo que es correcto y lo malo…”.
Forzado por esa realidad,
David comenzó a trabajar desde los diez años de edad, según él mismo narra en
una publicación reciente del portal The Coming Home Network. A medida que
avanzaron los años, la mayoría de sus hermanos debieron partir al servicio
militar obligatorio, de ocho años, y así terminó siendo el proveedor en casa.
“Aunque estaba solo, nunca me sentí solo. Siempre había Alguien, cuya identidad
yo no conocía, cuidándome”, comenta David para explicar cuál era la fuente de su
fortaleza anímica y espiritual. “Yo estaba familiarizado con Dios agrega, pero
tampoco éramos estrictamente religiosos”.
La resiliencia y el amor
Debido a su sobrepeso los
compañeros no consideraban a David para jugar al fútbol y esto afectó, reconoce,
sus habilidades sociales. Puso empeño en los estudios para lograr ser uno de los
diez mejores alumnos de su distrito. … “De esta manera era elegible para rendir
una prueba de acceso a la escuela más prestigiosa del país. Aprobé el examen y
mi transformación comenzó. Mejoré en habilidades sociales, pero también era
menos religioso. Tras la graduación fui admitido en la Facultad de Ingeniería”.
La familia ya no vivía bajo
un mismo techo. Algunos hermanos se habían casado y otros dos habían emigrado a
Dubai “escapando de la creciente opresión del gobierno”. David estaba solo y,
tras graduarse el año 2001, también inició gestiones para emigrar a ese país.
Poco antes de partir a fines del 2002 conoció a Emily, quedando tan prendados el
uno del otro que, a pesar de lograr un buen empleo en los Emiratos,
transcurridos algunos meses –guerra por medio en Irak del 2003, decidió
regresar por su amada… “Tuve la idea loca de que, tras la guerra, la economía
sería mejor y habría más oportunidades especialmente para aquellos con
experiencia externa, como yo”.
Se reencontró con familiares,
también con su amada Emily y tras una semana de haber regresado, la guerra
terminó. Pero en lo laboral nada fue como él suponía y, a pesar de estar
cesante, se casaron con Emily por lo civil. Continuaron viviendo cada uno con su
familia y resistieron así hasta fines del año 2004. David continuaba
desempleado, tenían sólo 300 dólares americanos y un departamento en el barrio
menos indicado de la ciudad… cuando comenzaron a vivir juntos.
Viviendo entre terroristas
“Nuestro departamento (piso)
estaba en la calle Haifa, que pronto sería conocida como «calle de la muerte».
Después de la guerra, muchos departamentos en esta calle estaban vacíos. Esto
atrajo a los terroristas y sus simpatizantes, que podían moverse como si fueran
ciudadanos normales… adquirieron armas y poder”.
David y su esposa no tenían
opciones y permanecieron allí. Poco después obtuvo empleo en una empresa
proveedora de las tropas norteamericanas; luego creó su propia empresa que les
vendía insumos especialmente al cuerpo de ingenieros estadounidense y ese mismo
año 2005 nació su hijo. Todo parecía mejorar hasta que fueron un objetivo para
los terroristas del barrio…
“Nosotros manteníamos nuestro
empleo en secreto. Sabíamos que, de saberlo, los terroristas nos matarían
acusándonos de traidores… La violencia comenzó cuando, de improviso, detonaron
bombas y emboscaron un convoy estadounidense que pasaba por nuestra calle. Todos
los soldados estadounidenses murieron y los terroristas saltaron sobre los
vehículos gritando sus consignas… Nunca olvidaré el día en que nos despertamos y
en el poste de luz colgaba un soldado iraquí, piezas de su cuerpo, atadas con
una cuerda. Un cartel de cartón decía: «Éste es el destino de todos los
traidores»".
La huída
Tras estas barbaries, la
violencia terrorista continuó. Su pequeño hijo tenía tres años cuando amigos del
barrio les advirtieron que estaban en la lista de los próximos a ser ejecutados
por traición. Ese mismo día huyeron de Irak.
Se afincaron en Dubai donde
David encontró trabajo como ingeniero civil. Allí nació una hija y, tras un par
de años, llegaron a vivir una vida lujosa. Aun así, comenta, comenzó a percibir
que todo esto carecía de sentido. Él se había vuelto un hombre “lleno de orgullo
y arrogancia”, creyendo ser mejor que los demás. “Justamente Dios, en Su amor
ilimitado, estaba a punto de humillarme y purgarme…”, recuerda.
El tiempo de ser probados
En los años posteriores a la
crisis subprime de Estados Unidos, le tocó el turno de recesión a Dubai. David
perdió el empleo y siendo extranjero las leyes de inmigración les
impedían permanecer allí. ¿A dónde ir que no hubiese terroristas? Se decidieron
por Jordania que ofrecía un programa de visa especial a personas que no podían
regresar a su país por haber tenido vínculo laboral con las tropas de Estados
Unidos. Allí nada fue como suponían, pues, sin trabajo, pasaron pobreza y
hambre. Era el tiempo de la criba, dice David… “Dios nos enseñó el verdadero
significado del sufrimiento”.
Humillado, dice, tuvieron un respiro de tres días
cuando algunos de sus hermanos los visitaron y les llevaron de paseó al sepulcro
de Jetro y al monte Nebo, donde Moisés había estado de pie contemplando la
Tierra Prometida (imagen a la derecha). En ese lugar, David hizo una experiencia
de abandono total en Dios… “Pudimos ver la Tierra Santa, sentí que Dios iba a
ayudarnos, mi fe se hizo más fuerte y empecé mi regreso a Dios”.
Pasaron sólo algunos meses y,
tras algunos trámites, felizmente fueron acogidos en Estados Unidos. Llegaron en
mayo del año 2010 y, tras algunos días, arrendaron un pequeño departamento en
Scotch Plains, NJ, donde todavía viven.
Jesús le muestra su rostro
La vida tuvo las dificultades
normales de integración, obtuvo trabajo, y lo perdió por percances de salud;
avanzaban “entre luces y sombras”, hasta que, en un momento determinado, David
Shawkan escuchó de una forma nueva la voz de Dios…
“En medio de mi lucha
interior, cegado y perdido en una tierra extraña, una vez más sentía que Alguien
venía a mí, me quitaba la venda y me permitía ver un destello al otro lado del
desierto. Ese Alguien que estaba allí era Jesús. Como musulmán, yo lo había
conocido en el Corán. En ese libro Él no era el Hijo de Dios, pero siempre me
habían gustado las historias que se relacionaban con Él, el misterio que lo
rodeaba. Y hasta ahora, que vivía en Estados Unidos, nunca me había dado cuenta
de que Él podía ser ese Alguien que estaba cuidándome, guiándome”.
Enamorándose de Jesús
Cuando el interrogante sobre
Jesús se renovó en su corazón, todos los recuerdos de su vida relacionados con
él se agolparon en su memoria. Aquel video por ejemplo de una película que lo
mostraba protegiendo de los fariseos a una mujer que había cometido adulterio.
Lo emocionaba recordar la frase: “Ve y de ahora en adelante no peques más”. “Con
tal conflicto dentro de mí, no me atreví a decirle a nadie lo que me pasaba, ni
siquiera a mi esposa. Tenía que ser un viaje solitario, sólo entre mí y Dios”.
Metódico, se dedicó a leer la
Sagrada Escritura bajando una aplicación a su celular y le apasionó el texto de
S. Mateo en el capítulo 7 donde Jesús enseña que “a quien pide le dará, quien
busca encontrará…“ Sentí que Él estaba hablando directamente conmigo, diciéndome
que lo buscara y lo encontraría”, reconoce.
La conversión
Pasó el tiempo y la raíz
cultural de su nacimiento, de la crianza en un mundo musulmán ponía obstáculos
al encuentro de amor con Jesús. “Luchaba con Dios”, dice David y en el límite de
esa batalla pidió una prueba a Jesús de que “él es real y es el Hijo de Dios”…
Quizás quien lea este
testimonio podría honestamente considerar que el sencillo signo reconocido por
David como la respuesta pedida, bien podría no provenir de Dios. Para este
hombre, nacido y criado musulmán, marcó su conversión al cristianismo…
“Pocas horas después,
regresábamos de la ciudad con mi esposa y los niños. El coche estaba estacionado
en la estación de tren. El clima era húmedo y había una capa de humedad en el
coche, de modo que uno podría hacer figuras con el dedo. De pronto fue
apareciendo frente a mí en el parabrisas, un claro signo… era un pez, como
el que los primeros cristianos dibujaban para identificarse unos con otros. No
había sido hecho con un dedo… Estaba allí, perfectamente delineado. Todos lo
vimos, pero yo era el único que sabía lo que significaba: Jesús me había dejado
una señal. Ahora sabía que Jesús está vivo. Él era el que estaba siempre allí
para mí, cuidándome en cada peligro, en cada desgracia. Yo había sido ciego,
pero Él me ayudó a ver. Cuando llegamos a casa, fui directamente al dormitorio,
cerré la puerta, me arrodillé frente a la ventana y me presenté a Jesús. A
cambio, me dio un consuelo y paz que nunca antes había conocido. Ahora creía en
Jesucristo, el Hijo de Dios, y en la Santísima Trinidad. Yo creía que Jesús fue
crucificado, resucitado y está vivo, que vendrá de nuevo a gobernar a los justos
en su reino”.
Católico por mediación de la Virgen María
No tardó mucho en compartir la
buena nueva con su familia y todos se unieron a la aventura más importante de
sus vidas. Visitaron diversas iglesias sin saber muy bien a cuál de ellas acudir
para formarse en la fe. Fue entonces cuando la figura de María fue determinante
para llevarlos a la Iglesia Católica. David recordaba muy bien un cuadro que su
madre mantenía en el hogar donde estaba la Virgen con el Niño. “Mi madre
ocasionalmente iba a una iglesia cercana para encender velas… y tenía un
rosario… Mi esposa había tenido la misma experiencia cuando era pequeña. Ella,
su hermana y su madre iban a veces a una iglesia y encendían velas a la Virgen,
para orar y pedirle que estuviera con ellos en su dolor y sus oraciones eran
contestadas… La Virgen María, entonces, tenía un lugar especial en nuestros
corazones y oraciones, incluso como musulmanes”.
David, su esposa, hija e hijo recibieron el Bautismo,
Primera Comunión y Confirmación en la Pascua del año 2016. La familia es
feligrés de la parroquia San Bartolomé de Scotch Plains, New Jersey. Rezan
juntos el rosario y son de misa diaria. David escribe por estos días el
libro que ya ha titulado: “Jesus, The Source and Summit of Us All…“ En el
momento justo, cuando estaba desesperado, solo, abandonado en un lugar oscuro,
como si yo estuviera muerto, Jesús estaba allí, en la luz, llamándome: «¡David,
sal fuera!», dijo”.
Portaluz