EL PADRE NIETO S.J. Y LA
SANTA MISA
Grandeza de la Misa
y el Padre Nieto:
Entre las riquezas espirituales que posee la religión cristiana, la
santa Misa es con mucho la mayor. Es el "diamante estrella". Esa
grandeza de la Misa la vivía el Padre Nieto hasta el punto de escribir:
"La Misa, el acto más divino. Alaba más a Dios que toda la creación,
incluida la Virgen María, y por toda la eternidad. Porque es Cristo
quien se sacrifica. Intimidad con Él en esos momentos. Tengo en mis
manos a Cristo". Por ello continúa diciendo: "La Santa Misa ¡qué cosa
más grande! ; aunque no fuera más que por poder celebrar una única Misa,
valdría la pena pasar tantos años. Es Jesucristo mismo ofreciéndose al
Padre".
Centrarse en la
Eucaristía:
"La
unión con Cristo tiene un centro: la Eucaristía. Centrar mi vida en la
Eucaristía. Los asuntos más graves del día exponérselos a Jesús en la
Misa...Tu mirada... ¡a la Hostia consagrada! ¡Vivir la Misa, no sólo
decirla!"
Y,
con el espíritu práctico que caracterizaba siempre su ascesis, saca la
conclusión: "La Misa es tan sagrada cosa, que su celebración y atención
a ella deben estar aseguradas contra toda eventualidad de fervor
pasajero o distracción habitual. Antes de cada Misa, un cuarto de hora
de preparación para aislarte del mundo exterior y organizarla bien, y
otro cuarto de hora para dar gracias... ¡qué menos!"
La misa y el
sacerdote:
Pocas personas he conocido que estimaran tanto la Misa y el sacerdocio
como el Padre Nieto. En sus bodas de oro sacerdotales, en 1970, decía:
"Si naciera cien veces, otras tantas volvería a ser sacerdote" "Yo,
sacerdote, ¡Dios mío! ¿Y no he sentido un fuego abrasándome las
entrañas? Quisiera tener capacidad de meditar cien años sin
interrupción, sin distracción, sobre este pensamiento: En la eternidad
éste será mi pensamiento central: ¡Alter Christus!"
Ofrecerse junto con Cristo:
No
podemos extrañarnos que cuatro meses antes de morir, el P. Nieto
escribiera en su Diario íntimo: "Me ofrecí al Señor como víctima por el
bien del mundo y de la Iglesia, para que el Señor remedie tantos males
físicos y especialmente morales, perdone tantos pecados. Le presenté
la Sangre y Muerte de su Hijo. Por Él, con Él y en Él me ofrecí como
víctima".
Causa del P. Nieto