REYNALD SECHER DEMOSTRÓ EL
GENOCIDIO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA EN LA VENDÉE: HUNDIERON SU CARRERA
El pasado mes de febrero se publicó en Francia una nueva
obra sobre el genocidio vandeano: Vendée,
17931794, de Jacques Villemain. Relata la aniquilación sistemática, por
parte de las autoridades de la Revolución Francesa, de la región que se alzó en
armas en nombre de la fe católica. Un hecho del que la historiografía oficial
francesa ya no puede huir, a pesar de que hace treinta años, cuando se publicó
el primer gran estudio sobre aquellas masacres, se sometió a su autor, el
historiador Reynald Secher, a una auténtica "caza del hombre". Con motivo de la
aparición del libro de Villemain, Pierre Benoît ha entrevistado a Secher para L'Homme
Nouveau:
Cuando su libro La
VendéeVengé. Le génocide francofrançais [La VandéeVengada. El genocidio
francofrancés] fue publicado en 1986, ¿cuáles fueron las reacciones?
Hay que distinguir tres tipos de reacción. La primera fue muy favorable, sobre
todo por parte de los descendientes de los vandeanos y del gran público, lo que
se tradujo en un inmenso éxito popular, sobre todo tras la emisión
de Apostrophe, el 11 de julio de 1986, donde tuve que enfrentarme a cuatro
oponentes, y no de los menos importantes.
»La segunda reacción fue una
cierta reserva por parte de los medios de comunicación, con alguna excepción
como Le Figaro Magazine, que publicó un memorable artículo del gran periodista y
filósofo JeanFrançois Revel, que me defendió con firmeza.
»En lo que
respecta a la tercera reacción, me fue abiertamente hostil en nombre del
principio de que la Revolución no debía ser mancillada. Se dijo y se hizo de
todo al respecto, sobre todo, por parte de los docentes. Decir que las
consecuencias fueron para mí muy duras es un eufemismo: tuve que renunciar a mi
plaza de profesor y nunca podré optar a enseñar en la universidad. Los ataques
fueron extremadamente violentos y algunos arremetieron contra mí de manera
inicua, sin dudar, para ello, en arremeter también contra mi familia, como fue
el caso de mi abuela, a la que acusaron de haber sido una colaboradora durante
la Segunda Guerra Mundial, cuando todo el mundo sabe que era un miembro conocido
de la Resistencia; o el de mis hijos: de hecho, tuve que sacar del colegio a uno
de ellos.
»A pesar del tiempo que ha pasado, la situación no se ha
tranquilizado y, como historiador, sigo siendo víctima de ostracismo por parte
de los medios de comunicación, como también por
parte de algunas ferias, como la de Blois del pasado mes de noviembre.
Esta obra de Jacques Villemain aporta una nueva dimensión a su trabajo de
pionero.
Tiene usted razón. Yo llevé a cabo un trabajo de historiador con
mis propios métodos porque era un tema totalmente nuevo, que no había sido nunca
abordado en la universidad, que partía del principio de que no se podía llevar a
cabo porque no existían documentos al respecto. Lo primero que hice fue
verificar si esta afirmación era cierta. De hecho, la situación era más bien la
contraria, lo que dio lugar a un trabajo considerable de recogida de
información, de reconstitución de los datos y su posterior estudio en
perspectiva.
»Gracias a este riguroso por científico método, constaté
que se llevó a cabo una masacre en masa cuyo objetivo eran los vandeanos en
cuanto tales. Lógicamente, me planteé tres preguntas. ¿Quién ideó y puso en
marcha esta política y en nombre de qué? ¿Qué medios se pusieron en marcha sobre
el terreno? ¿Se podían establecer balances en pérdidas humanas y materiales?
»Contrariamente a lo que siempre se quiso hacer creer, lo que sucedió en la
Vendée no fue un patinazo debido a iniciativas locales, sino que fue
el resultado de órdenes emitidas desde el más alto nivel del Estado. En
aquella época solo pude remontarme hasta la Convención Nacional. No fue hasta
2011, con el descubrimiento de las órdenes originales, cuando pude demostrar
que había sido el Comité Central de Salud Pública el que estaba detrás de todo.
»El método de Jacques Villemain, al ser jurista, es de otra naturaleza,
pues él razona según el derecho internacional actual. Su pregunta es simple: si
los hechos se produjeran hoy en día, ¿cómo se calificarían? ¿Crimen de guerra,
crimen contra la humanidad, crimen de genocidio? Concluye que estos tres
crímenes confluyen en la Vendée. Siempre me gustar recordar que el crimen de
genocidio es un crimen que no prescribe y que, por lo tanto, es de naturaleza
retroactiva. Ha sido en nombre de esta imprescriptibilidad y de esta
retroactividad que se han podido juzgar los crímenes cometidos por los nazis y
clasificar el crimen cometido contra los armenios.
»Por consiguiente, el
trabajo de Jacques Villemain es de una gran importancia porque no sólo pone fin
a un debate cuyas únicas razones de ser eran ideológicas y políticas, sino que
es el trampolín que permitirá en un futuro reconsiderar un buen número de los
crímenes cometidos por los revolucionarios, sobre todo durante El Terror.
En esa época, ¿hubo conciencia de la singularidad del crimen cometido en la
Vendée?
Sin duda alguna: tanto a nivel de los verdugos como de ciertos
personajes de la época. A nivel de los verdugos, son muy claros respecto a este
tema: se trata de exterminar a todos los habitantes y de arrasar sus bienes.
Incluso aclaran que es necesario exterminar preferentemente a las mujeres,
"surcos reproductores", y a los niños, "futuros bandoleros". Las leyes y las
órdenes emitidas, contrariamente a lo que sostienen algunos negacionistas, no
son en absoluto ambiguas en este tema. Si bien algunos personajes de la época se
sienten entusiasmados, otros: militares, periodistas, testigos oculares, etc.,
declaran estar escandalizados. Gracchus Babeuf [FrançoisNoël Babeuf, 17601797,
revolucionario francés; murió guillotinado por intentar derrocar el gobierno del
Directorio con la "Conspiración de los Iguales"], horrorizado, siente la
necesidad imperiosa de denunciar este crimen de estado en una obra que servirá
de base para juzgar a Carrier [JeanBaptiste Carrier, 17561794, conocido por su
crueldad con sus enemigos, especialmente con el clero, durante el Terror].
Busca, en vano, una palabra en el vocabulario del momento para caracterizar este
crimen. Al no encontrar ninguna, inventa el neologismo "populicide"
(populicida).
¿Cómo reaccionarán quienes siguen negando el genocidio de
los vandeanos?
Esta obra es, en el fondo, muy difícil de atacar porque es
una demostración irrefutable del genocidio de los vandeanos y sitúa, de facto, a
todos los que lo niegan o relativizan en el ámbito de los negacionistas. Hay que
decir que, treinta años después, su posición es cada vez más difícil de
defender. Constato, además, con la distancia, tres grandes etapas en la
evolución de este pensamiento.
»La primera fue el rechazo y la negación
de todo mi trabajo: estos negacionistas tenían, en su opinión, los títulos, las
funciones, los estatutos. Y fue, gracias a esto, que consiguieron expulsarme de
la enseñanza, prohibiéndome participar en cualquier tipo de congreso, por lo
menos en Francia.
»Con el desarrollo de los medios de comunicación
paralelos se me ha podido oír y ver cada vez más, sobre todo porque tuve la
precaución de publicar los documentos –en particular, las leyes aprobadas, las
órdenes emitidas, etc.– que estos negacionistas seguían negando, incluso a costa
de decir que yo los había fabricado. Durante este segundo periodo, se refugiaron
detrás de un argumento asombroso, según el cual no había ninguna relación entre
las leyes, las órdenes emitidas y lo que había sucedido en el terreno.
»En el tercer periodo, con la publicación de mi libro “Vendée. Du
génocide au mémoricide” [Vendée. Del genocidio al memoricidio] y la
publicación de pequeñas partes de los documentos, declararon estar
escandalizados; algunos no dudaron en decir que estos documentos no existían o
que yo los había fabricado. Con la publicación del libro de Villemain, su
posición será indefendible.
¿Espera usted que este libro lleve adelante
la causa de los Vandeanos?
Como pone en evidencia Jacques Villemain, este
problema tiene tres dimensiones.
»La primera es el reconocimiento del
genocidio como tal, y sólo una ley puede permitirlo. Estoy convencido de que, a
largo o corto plazo, esta ley será votada en nombre de la justicia y la verdad.
»Segunda, debemos retirar las leyes existentes de exterminación y
devastación, que nunca han sido abrogadas y que aún forman parte de nuestro
bagaje jurídico. Se ha presentado al Senado una propuesta de ley en este
sentido. Espero que, con la publicación de este libro, se vote la ley.
»A
pesar del reconocimiento del genocidio y la abrogación de las leyes, queda el
problema del conocimiento del crimen cometido. Creo que hay mucho trabajo por
hacer, sobre todo, a nivel de la enseñanza.
Rel