Queridos
hermanos del Perú:
En
manos de Isabel os mando este mensaje. La mandíbula inferior la tengo dormida y
mal; no puedo expresarme; la rama de la mandíbula inferior derecha fue objeto
de pinchazos en la operación y se me ha quedado dormida, por eso no puedo
hablar con expedición. Así y todo os diré que el Señor me dijo que formaríamos
pronto otra misión. No me dijo dónde ni cuándo, pero me dio la certeza de que
la fundaríamos para su gloria. Norte, Sur, Medio, no lo sé; lo que si sé es
que el Señor se complace en vuestra obra. Me lo dijo taxativamente.
Amad a las hermanas, si yo muero, ellas quedan solitas; no derivéis en sentimentalismos, pero sí amarlas con amor especial y vigilad que ellas se formen bien. Las Reglas y Constituciones dan suficiente filón para que ellas puedan entrar en un camino de perfección. Mujeres vírgenes. Sus brazos virginales son los que abrazarán muchas almas para llevarlas al Corazón de Jesús. No permitáis nunca que entre ellas haya rencillas ni divisiones. El enemigo siempre divide, divide, divide; porque sabe que divide y vencerás. Escuchad sus pareceres porque ellas han guardado la tradición de la primera época y cuando todos se marcharon menos Turú y Cano, ellas estuvieron a mi lado. Cuidad como angelitos a Cristina, a Yolanda y a la que venga detrás. Cuidad también con amor especial a Caro, que es un gran corazón y, por último, aquí Isabel está contenta porque ya ha conseguido que el Padre Turú señale una parcela para enterrarnos. Fijaos si es gracioso: están hablando delante de mi donde van a depositar nuestros cadáveres. Yo voy a hacer lo posible por no ser el primero.
Y para terminar ahora de verdad, la residencia será
Casa Madre de todos: Turú ya sabe cómo tiene que ser. Es Casa Madre para que
en ella vayamos todos a renovar nuestro espíritu. Jesús sea glorificado. ¡VIVA
CRISTO REY!. Amén, Amén. Danos, danos Señor almas y quítanos todo lo demás
que nada vale. Yo os bendigo a distancia, ah, con la cabeza entre las manos. En
el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, en lo más hondo de mi
ser.
2 de
enero de 2002