DEL CONOCIMIENTO DE LA EXISTENCIA DE DIOS

 

Prof. Baltasar Pérez Argos, S.J.

 

 

 I.   ¿Podemos conocer a Dios?

 II.  ¿Cómo?.

 

 Agnosticismo. No podemos conocer a Dios por la razón especulativa, sino postularlo por la razón práctica.

 

La existencia de un ser se puede conocer:

1)   por testimonio (fideismo).

2) por Conocimiento directo.

3)   por demostración.

 

El tradicionalismo. Dice que conocemos la existencia de Dios, por tradición de una revelación primitiva, que Dios hizo a los primeros hombres.

 

El Ontologismo.  Dice que la existencia de Dios la conocemos directamente en la intuición de las ideas ejemplares.

 

San Anselmo. Por demostración a simultaneo.

 

Doctrina católica. Por demostración a posteriori.

 

Dios. a) Concepto vulgar: Un ser supremo, extramundano, autor y gobernador del mundo, al que debemos veneración y respeto. Tal es el concepto vulgar de Dios. Que este concepto exista no se puede negar. No lo niega nadie. Las lenguas de todos los pueblos lo proclaman y los templos de todas las religiones lo comprueban.

 

b) Una definición completa y científica de Dios, tal como la trae el Vaticano I ( Dz. 1782) será el fruto de nuestro estudio.

 

 c) al como lo entendemos al comienzo de nuestro estudio: Causa primera, Ser necesario, Ser por esencia, Ente "a se”. Es la primera definición científica de Dios.

 

Conocimiento vulgar. Es el conocimiento que tenemos de una cosa con certeza meramente natural, ie. Sin previo examen de los motivos en que se funda. Así la mayoría de nuestras certezas cotidianas se fundan en “lo dice la gente”.

 

  Conocimiento científico. El que se tiene por certeza refleja, ice. Previo examen de los motivos en que se funda o sea apoyados en una demostración.

 

  Dos problemas: I) Origen de la idea de Dios. II) Conocimiento vulgar y científico de la existencia de Dios

 

ORIGEN DE LA IDEA DE DIOS. Este problema pertenece a la psicología del conocimiento, donde se rechaza que las ideas que poseemos, v.g. La idea de Dios, sean innatas o adquiridas por tradición. Las ideas primitivas las adquirimos de la experiencia; las ideas derivadas, como la idea de Dios, por derivación de las primitivas.

 

La idea vulgar de Dios de hecho para la mayoría de los hombres se adquiere por tradición familiar o social. De iure, se obtiene por demostración a posteriori a partir del orden mundano.

 

CONOCIMIENTO DE LA EXISTENCIA DE DIOS. Que yo sepa o no sepa quienes fueron los primeros que crearon el concepto de dios, que luego se ha transmitido a los demás hombres que aceptan o niegan su existencia deja en pie el grave problema de la existencia de dios. El “concepto Dios” existe en los hombres. Existirá o no existirá Dios, pero todos sabemos que queremos decir cuando hablamos de él para aceptarlo o rechazarlo: un ser superior, no de este mundo sensible, al que debemos veneración y respeto.¿Existe ese ser?

 

1)  Los materialistas: no existe sino la materia, lo que es perceptible por los sentidos; luego Dios no existe, sería un ser inventado por los hombres, como hipótesis para explicarnos mejor cierto fenómenos y tranquilizar nuestro espíritu, o fundamentar el orden moral. Pero no una realidad. La única realidad es la materia.

 

2) Los panteístas creen que todo es Dios. Dios no es un ser extramundano. Dios es el conjunto de los seres, que tiene en si una razón de existir, no en otro fuera de este mundo, que es eterno y lo abarca todo.

 

3) Agnosticismo modernista: experimentamos cierta sensación de que Dios existe, cierta inclinación y necesidad de acudir a El, un impulso natural que nos lleva a pensar que Dios existe, que tiene que haber un más allá; pero, probar que exista de hecho, no se puede probar.

 

4) El tradicionalismo. Es el sistema que afirma que el origen de nuestras ideas y certezas no son las cosas ni la actividad de nuestro entendimiento, sino una revelación primitiva, hecha por Dios a los primeros hombres, que llega a nosotros transmitida por tradición familiar, social, escolar.

 

a) Solo podemos conseguir por nuestras fuerzas cognoscitivas, conocimientos particulares y singulares, pero no ideas universales. Toda idea universal y suprasensible, se obtiene por tradición. Así De Bonald.

 

b) Tradicionalismo moderado: se reduce al campo religioso y moral. Bonetty.

 

 c) Tradicionalismo más moderado: El hombre puede de suyo obtener ideas y certezas de las cosas religiosas y morales, pero por razón del pecado original nuestra mente se ha debilitado y necesita de una revelación primitiva, transmitida a todos, para tener ideas ciertas en estas materias. Así Ubags.

 

CRITICA DEL TRADICIONALISMO RELIGIOSO Y MORAL.

 

I. El conocimiento vulgar de la existencia de Dios, se obtiene por tradición familiar, social y escolar. Este conocimiento así adquirido es ocasión muchas veces para despertar el interés por elaborar un conocimiento científico de la existencia de Dios.

 

 Prueba. Es un hecho patente. La falta de una tradición o enseñanza religiosa, familiar o social, mucho más si es contraria, da lugar a un ateísmo al menos negativo. Cfr. la URSS.

 

 

II. El Conocimiento científico de la existencia de Dios, no puede obtenerse por  una tradición de una revelación primitiva, como quieren los tradicionalistas.

 

Prueba. El conocimiento científica de la existencia de Dios se obtendría por tradición de una revelación primitiva, hecha a nuestros primeros padres; si (1) fuera posible una experiencia inmediata de Dios, pues sólo la experiencia inmediata de una cosa nos testifica, con absoluta certeza, de su existencia, en la que nuestros primeros padres hubieran conocido con absoluta certeza que Dios existe; y (2) que esa revelación o experiencia inmediata de Dios se transmitiera de modo fehaciente, sin corrupción ninguna hasta nosotros y que de esto nos constase con certeza. A. ambas cosas son imposibles. E. El conocimiento científico de la existencia de Dios, no podemos obtenerlo por tradición de una revelación primitiva.

 

Menor: (1) Dios no es objeto de experiencia, pues sólo lo sensible y material y las propias vivencias internas son objeto de experiencia. Por eso la proposición de “Dios existe” no es “per se nota quoad nos”. (2) Aun supuesta esa revelación, sería imposible probar que se nos ha transmitido de modo fehaciente. Nadie ha sabido de esa transmisión hasta que en  el siglo pasado lo pensaron los tradicionalistas. De haber existido esa transmisión se hubiera tenido noticias en los pueblos y culturas anteriores con más razón que en los posteriores más cultos y filósofos.

 

III. El conocimiento científico de la existencia de Dios se obtiene de hecho, para la mayoría de los hombres, por la enseñanza o tradición escolar, que expone y transmite a los discípulos los argumentos y pruebas científicas de la existencia de Dios. Ocurre como en otros caminos del conocimiento científico.

 

Prueba. La ciencia de cualquier objeto se adquiere, o por vía de invención, o por vía de enseñanza recibida. La vía de invención es de muy pocos, por la dificultad de tener tiempo, ingenio suficiente, preparación adecuada, método apto, etc.; y con todo son muy pocas las cosas que cada uno puede descubrir científicamente por su propio esfuerzo; y esto lentamente y con errores. Por el contrario, a través de la enseñanza oral o escrita, obtenemos los conocimientos científicos la mayoría o casi la totalidad de los mortales en todas las materias, y eso con  más seguridad, certeza, orden y menos tiempo. Quien no acude a las aulas o lee libros. Ignora muchas cosas, sobre todo si son difíciles, como los temas matemáticos y filosóficos.

 

La enseñanza o tradición escolar, es un medio moralmente necesario para obtener los conocimientos científicos de un modo rápido, ordenado, completo, y sin errores. Todos tenemos capacidad física para obtener conocimientos científicos en mayor o menor grado.

 

Esta capacidad, es nuestra inteligencia. Pero de hecho, no todos tenemos capacidad moral, es decir, facilidad para obtener esos conocimientos por propia cuenta, y en corto plazo, de un modo completo y ordenado, sin grandes errores. Esta facilidad nos la da la enseñanza.

 

Por lo que respecta a las verdades religiosas y morales más necesarias, como es la existencia de Dios y los preceptos morales de primera clase, generalmente todos los hombres tienen no sólo capacidad física, sino también moral para conocerlas por propio esfuerzo, al menos con un conocimiento vulgar y suficientemente fundado, a no ser que se les impida por circunstancias especiales. El conocimiento de estas verdades religiosas y morales se facilita de hecho con la enseñanza.

 

IV. La enseñanza o tradición oral y escrita de una doctrina no es de por sí, y formalmente hablando, causa o condición necesaria de esa doctrina en la mente del discípulo. Sólo es un medio que facilita en el discípulo, su trabajo discursivo.

 

Prueba. El magisterio o enseñanza exterior, (1) presupone en el discípulo los conocimientos correspondientes a las palabras que usa.; y (2) no produce, ni puede producir en la mente del discípulo ningún conocimiento judicativo o discursivo. Luego el magisterio o enseñanza del maestro no es, ni puede ser causa de las ideas simples, que presupone, (1); ni de las ideas compuestas o juicios que no puede producir (2).

 

La acción del maestro o enseñanza, es ofrecer al discípulo nuevos predicados y términos medios (argumentos) en forma apta, para que el discípulo más fácilmente y rápidamente, y sin errores, forme juicios científicos o saque conclusiones. El magisterio es, pues, un medio muy útil que facilita la adquisición de conocimientos científicos, pero no causa o condición sine qua non, de esos conocimientos. Las causas son las cosas en sí mismas, o las premisas (causa o efectos) por donde formó los juicios mediatos o inmediatos.

 

Que la palabra no es causa o condición del conocimiento, es claro en este ejemplo. Si pronuncio la palabra “Saraballae” (prenda conque se cubrían la cabeza los antiguos), y los oyentes no saben ni latín ni castellano, no podré explicar el significado de esa palabra. Para que lo entiendan, no me queda otro camino que mostrar con las manos u otro objeto parecido, lo que significa esa palabra. Entonces conocerán por medio de las cosas mi acción o el otro objeto – el significado de la palabra. Primero se adquiere la idea por los sentidos y la actividad interna, y después se aprende el significado de la palabra, cuando se la relaciona con la cosa, cuya idea ya se ha adquirido. La idea es pues, anterior al significado de la palabra. Por consiguiente la palabra no puede ser ni causa ni condición de la idea. Esta se obtiene directamente por  la impresión de las cosas, y la actividad del entendimiento.

 

 V. La revelación divina es moralmente necesaria, no para conocer la existencia de Dios, puesto que la presupone, sino conocer ciertas verdades religiosas y morales, que puede conocer por sí mismo el entendimiento humano, pero que para muchos sería difícil llegar a conocer con la rapidez necesaria, la certeza y sin mezcla de errores, verdades que por otro lado es conveniente que el hombre conozca, para su mejor y más digna realización.

 

 EL CONOCIMIENTO CIERTO DE LA EXISTENCIA DE DIOS, SIGUE LOS SIGUIENTES PASOS:

 

Generalmente precede una certeza vulgar de la existencia de Dios adquirida por argumentos implícitos, que tienen estos caracteres:

 

a) Esta certeza vulgar es frecuentísima y universal. Todos excepto algunos ateos, tienen conocimiento de la existencia de Dios.

 

b) e conocimiento es claro, porque conocen a Dios distinto del mundo y autor de todas las cosas.

 

c) Es confusa, porque apenas conocen algo intrínseco conveniente a Dios, sino sólo ese predicado, que es autor del mundo.

 

d) Este Conocimiento se adquiere a posteriori, a partir del orden que se observa en el mundo, por analogía con un reloj que no puede existir sin artífice inteligente  que lo construya; o por curiosidad filosófica de donde viene todo lo que contemplamos en este mundo; o por autoridad, o por cierta tendencia a admitir algo ultra terreno.

 

 e) Este conocimiento siempre es ilativo a posteriori, nunca intuitivo o sentimental.

 

Sobre este conocimiento cfr. chossat, Dieu DTC 874 889; Gisquiere, Deus Dominus, 1,130 36; Rast, Thn 76 82.

 

ONTOLOGISMO

 

Nexo. No conocemos a Dios por testimonio o transmisión de una revelación primitiva por la que Dios se hizo inmediatamente conocido a nuestros primeros padres. ¿Lo conocemos cada uno de nosotros por intuición directa?. Así lo dicen los ontologistas.

 

TESIS. La existencia de Dios no se conoce intuitivamente, como dicen los ontologistas.

 

Intuición: Conocimiento inmediato de un ser presente conocido como presente y con valor objetivo.

 

 En la intuición el objeto se presenta por sí mismo y como existente. Se le conoce por especie propia, “suis quasi coloribus”, por consiguiente con una idea “propia ex propiis” y no “propia ex alienis”. Así conocemos los objetos sensibles en la experiencia sensible y las vivencias internas en la experiencia interna.

 

El Ontologismo es una teoría sobre el origen de las ideas que explica el origen de las ideas universales en la intuición de la esencia divina, sea esencial al entendimiento humano. En esa visión, como en un medio “in quo” u objetivo conocemos las ideas universales.

 

Las características de esta visión o intuición de la divina esencia:

 

1) Es inmediata con inmediación total, no sólo sin un medio “ex quo” o demostrativo, pero sin ni siquiera un medio “quo” o formal. Esta visión es un contacto inmediato y entitativo de nuestra mente con Dios, ”intimior intimo meo”.

 

2) No es clara, sino confusa, es decir, no conoce a Dios como Dios. Conoce la divina esencia, pero no conoce que es Dios.

 

3) Conoce a Dios según sus predicados relativos, o sea, en cuanto es ejemplar de las esencias creadas, o en cuanto es acto creativo, si se trata de seres existentes. Es decir, conoce las ideas ejemplares o razones eternas de Dios. 

 

4) Cono ce a Dios, por consiguiente, en las notas particulares que forman la comprensión o contenido de nuestras ideas universales. Por eso este contenido de las ideas universales tiene características estrictamente divinas: es eterno, necesario, inmutable, etc.

 

5) Es el primer conocimiento que tenemos, pues en Dios conocemos todas las cosas.

 

Ontologistas. Precursores Platón, neoplatónicos. Los principales son Malebranche y Gioberti. Error condenado por el Sto. Oficio (Dz. 1895, 1897.)

 

Prueba. Si tuviéramos intuición de la divina esencia de tal modo que en esa intuición conociéramos todas las cosas, o conocimientos universales, si no tengo conciencia ni capto esa intuición que se me sirven esos contenidos universales. Lo mismo que tengo conciencia y capto mis propias vivencias a las que intuitivamente conozco. Si tuvieran esa intuición de la divina esencia, sería imposible dudar de la existencia de Dios, como no podemos dudar que “cogito, ergo sum”, porque es un conocimiento intuitivo. Tal es la fuerza de la intuición.

 

Prueba. Si en nuestros conceptos universales intuyéramos la divina esencia, siquiera confusamente, como dicen los ontologistas; ningún concepto universal podría prescindir de la existencia. A. Esto es falso. Ergo.

 

Mayor: Dios y todo lo divino es esencialmente existente. A. Lo que es esencial y formalmente existente, y e conoce intuitivamente, no puede conocerse como existente. E. No se puede conocer prescindiendo de la existencia.

 

 Prueba. Si conociéramos a Dios intuitivamente, tendríamos de El un concepto primitivo, no derivado y abstractivo, o sea “propio ex propiis”. A. De Dios no tenemos un concepto “propio ex propiis”, sino “propio ex alienis”. E.

 

Prueba. Sólo conocemos intuitivamente lo que pertenece al objeto propio y proporcionado de nuestro entendimiento, que son las cosas sensibles y los hechos de la experiencia interna. A. Dios no pertenece al objeto propio y proporcionado de nuestro entendimiento. E. No puede ser conocido intuitivamente.

 

Prueba. Si conociéramos a Dios intuitivamente, seríamos bienaventurados. A. No lo somos.

 

E. No conocemos a Dios intuitivamente.

 

Dirás: Si esa intuición fuera clara, como en el cielo, concedido; pero si es confusa, sin poder caer en la cuenta de que es Dios, se niega.

 

Resp. Gratis se afirma que la visión de un ser simplicísimo y sumamente inteligible como es Dios, puede ser confusa.

 

TESIS. La existencia de Dios se puede demostrar, no a priori ni a simultaneo, sino a posteriori por las fuerzas naturales de nuestro entendimiento.

 

 Nexo. A Dios no lo conocemos inmediatamente; luego de conocerlo será por demostración. ¿podemos conocerlo por demostración, por nuestras propias fuerzas intelectuales?, ¿por demostración a priori, a simultaneo y a posteriori?

 

La demostración a simultaneo, es conocer la existencia de Dios en el análisis de nuestra idea de Dios. Los ontologistas decían que en las ideas ejemplares de Dios. Son afines. Por eso el argumento a simultaneo se llama ontológico.

 

Demostración. Es una argumentación en la que de premisas ciertas y evidentes, se deduce una conclusión cierta y evidente.

 

A priori: Prueba los efectos por las causas. Calculando las posiciones de los astros, se demuestra a priori, que en tal momento habrá eclipse.

 

A posteriori: Prueba la causa por los efectos.

 

A simultáneo: Prueba un predicado del ser por el análisis de su naturaleza. Las premisas no contiene ni el efecto ni la causa de la conclusión, ni alguna causa conexa con la conclusión por la dependencia de ambas de un tercero (a concomitante); si no algo que formal e implicitamente, contiene la conclusión. Esta se conoce y deduce por sólo el análisis de la noción que hay en las premisas como algo que pertenece a su definición. V.g. Si es hombre; luego es risible. Un matemático demuestra a simultáneo que la suma de los ángulos de un triángulo, equivale a dos rectos. Generalmente las demostraciones matemáticas son a simultáneo, por mero análisis y equivalencias. Esquema de la demostración a simultáneo: hoc est tale. Atqui tale definitir sic. Ergo hoc est sic.

 

La demostración a simultáneo, porque no es propiamente demostración ni argumentación, sino una explicitación, es un conocimiento inmediato en el que se afirma y conoce explícitamente, lo que implicitamente se afirmó en las premisas o antecedente.

 

I parte. La existencia de Dios no se puede demostrar a simultáneo.

 

En ninguna proposición, el predicado puede tener más realidad que el sujeto.

 

A. En el argumento a simultáneo, de cualquier forma que se presente, se presenta una proposición en la que el sujeto (Dios), es puramente pensado, no real.

 

E. El predicado, existente, es también puramente pensado no real, no puede tener más realidad que el sujeto, Dios.

 

II. parte. La existencia de Dios se puede conocer por demostración a posteriori, con nuestras propias fuerzas intelectuales, si Dios pertenece al objeto adecuado de nuestra inteligencia, y está conexo como causa y efecto con los seres que le rodean. A. Así es. Luego se puede conocer la existencia de Dios por demostración a posteriori con nuestras fuerzas intelectuales. Cfr. Vaticano I (Dz. 1785,1806). Pascendi (Dz. 2072, 2145). San Pablo a los romanos 1,20; Sabiduría, 13,5.

 

1ª. Vía. La existencia de Dios como primer motor inmóvil, se demuestra por el movimiento metafísico.

 

Movimiento metafísico. Es el paso de una cosa existente de la potencia al acto, ya sea esa cosa espiritual, como el entendimiento que pasa del no conocer al conocer; ya sea corporal, como el agua que pasa de no caliente a caliente, ya sea acto sustancial, o accidental.

 

Movimiento físico. Es el tránsito de una cosa corporal de un estado a otro. Puede ser sustancial y accidental; y si es accidental, puede ser locativo, cuantitativo, o cualitativo.

 

Móvil. Es la cosa que ya existe y está en potencia pasiva para recibir un acto, y así pasar de la potencia al acto. Es el sujeto del movimiento.

 

Motor. Es la causa eficiente del movimiento. Motor inmóvil, es el motor que existe actualmente y no tiene ninguna potencialidad, ni para no existir, ni para recibir ninguna mutación intrínseca.

 

Principio del movimiento: “quidquid movetur ab alio movetur” (Todo lo que se mueve, es movido por otro).

 

Este principio se diferencia del principio de causalidad, porque el principio de causalidad tiene por sujeto al ser existente, ya sea que no existiera y comenzara a existir, ya sea que exista contingentemente, es decir, que pudiendo existir y no existir sin contradicción, de hecho existe; y como predicado, una causa eficiente adecuadamente distinta de la cosa que empieza a existir o que existe contingentemente, es decir, pudiendo no existir.

 

El principio del movimiento, tiene como principio una cosa existente, que antes no se movía y ahora se mueve, y lo que predica es que la causa eficiente de ese movimiento o el motor, debe ser una cosa adecuadamente distinta de la cosa que se mueve, y que nunca puede la cosa que se mueve, moverse a sí misma.

 

Es evidente que una cosa que empieza a existir o que es contingente ie. Que no tiene en sí la razón de su existir, no pueden darse a sí mismo la existencia, no se pueden causar a sí mismos, sino que necesitan de una causa adecuadamente distinta que les dé la existencia, que no tienen en sí. Pero no parece que sea igualmente evidente, el que una cosa que ya existe no pueda moverse a sí misma, no pueda pasar por sí misma de un estado a otro, de la potencia al acto.

 

Estado de la cuestión. No se toma el movimiento exclusivamente físico como punto de partida, sino el movimiento metafísico. Ni se toma el movimiento como signo de contingencia, porque entonces sería argüir de la contingencia, que es la tercera vía, y del principio de causalidad. El movimiento se toma como el paso de la potencia al acto de un ser ya existente, y se apoya en el principio del movimiento de una cosa existente que se mueve o que pasa de la potencia al acto.

 

Se presupone, como un hecho de experiencia, que hay cosas que mueve en el mundo, ”certum est enim et sensu constat, aliqua moveri in hoc mundo”. Para los neotomistas, aun las mismas causas creadas activas, en cuanto activas se mueven también, pasan de la potencia al acto, de poder hacer a hacer actualmente. La causa activa creada, cuando opera, se muda intrínsecamente, pasa de la potencia (de hacer) al acto (de hacer).

 

Argumento. Supuesto que haya cosas que se mueven en este mundo, arguyen así que lo que se mueve se mueve por otro. Pero es imposible que todos los motores sean movidos. Luego es necesario admitir la existencia de un primer motor inmóvil, que es Dios.

 

Argumento. Supuesto que haya cosas que se mueven en este mundo, arguyen así: lo que se mueve, se mueve por otro. Pero es imposible que todos los motores sean movidos. Luego es necesario admitir la existencia de un primer motor inmóvil, que es Dios.

 

Mayor. Nada puede estar en potencia y en acto respecto de la misma perfección, v.g. Respecto de 8º de calor. A. Lo que se mueve está en potencia, y lo que mueve en acto. E. Imposible que nada se mueva a sí mismo; luego lo que se mueve se mueve por otro.

 

Menor. Si todos los motores son movidos, están en potencia pasiva respecto de determinado acto; ninguno tiene suficiencia para causar el movimiento por sí mismo. Luego el conjunto o suma de motores movidos para poder causar el movimiento, será también insuficiente. Luego no habrá movimiento, aunque se la suponga infinita. Una serie de motores movidos, por larga que se la suponga, no se mueve por sí misma, es insuficiente para causar el movimiento.

 

Crítica. Los que no aceptan el movimiento, ponen los siguientes reparos.

 

1) No es cierto que las causas eficientes o activas, se muevan en cuanto activas. En esto se diferencia la potencia activa de la pasiva. La potencia activa pasa al acto sin ser movida, sin recibir nada. Da; no recibe, luego cualquier motor o causa del movimiento puede causarlo sin ser movido. Todo motor en cuanto tal es inmóvil.

 

2) La prueba del principio, “todo lo que se mueve, se mueve por otro” no convence. Distinguen la mayor así: nada puede estar en acto y en potencia respecto de la misma perfección, y bajo el mismo respecto y sentido, C.; bajo diverso respecto y sentido, N. Cabe que el mismo ser está en potencia virtual, y en acto formal respecto de la misma perfección.

 

Así la potencia volitiva o voluntad, está en acto virtual para producir el acto volitivo, y al mismo tiempo la misma voluntad está en potencia formal para recibirlo, cuando lo produzca. En esto consiste la actividad inmanente.

 

3) No se sigue que se dé un motor absolutamente inmóvil, sino sólo en aquella línea que se mueve, pero no en otra. Se puede llegar a dos motores últimos, A y B, de suerte que A mueva a B en la línea de perfección A, y B mueva a A, en la línea de perfección B. De donde A es el último, y B es el último en sus respectivas líneas, pero ambos son movidos. Todos los motores últimos serían móviles; no se demostraría la existencia de un primer motor inmóvil.

 

4) Tampoco se prueba que ese primer motor inmóvil sea Dios, porque puede tener su capacidad activa de primer motor, de mover sin ser movido, recibida de otro por creación. Luego no sería Dios.

 

Bibliografía. Suárez. DM. 29,1,7 17; J. Jellín, El tránsito de la potencia activa al acto, Ryfe (1948) n.extr. p. 353 459; Chossat, Dieu DTC 931 934; Pío XII, dis. Las pruebas de la existencia de Dios. (22.XI.1951.)

 

2ª vía. Por los efectos mundanos se demuestra eficazmente la existencia de Dios, como causa primera y ente “a se”.

 

 Causa primera. Es la causa eficiente de cosas que están fuera de ella, y ella no es causada por ninguna causa eficiente.

 

Ente “a se”. Es el ser que no es causado por ningún otro. N o en el sentido positivo que pensaba Descartes de hecho, causado por sí mismo, sino en el sentido negativo de no causado por nadie.

 

Es evidente, según esto, que la causa primera es un ente “a se”, porque no está causada por nadie, no es un ente “ab alio”, no depende de ningún otro ser en su existir.

 

Por lo tanto la causa primera es un ser necesario, o sea, que existe en virtud de su esencia; porque si existe y no “ab alio”, luego existe en virtud de su esencia. El ente “a se” y el ser necesario, son también equivalentes, porque si el ente “a se” existe y no es causado por otro, luego existe en virtud de su esencia.

 

Argumento. Se dan en el mundo efectos reales producidos por una causa. Esto supuesto, se pregunta, estas causas ¿es producida o no es producida?. Si es no producida, tenemos lo que queremos, la existencia de una causa no producida, una causa incausada. Si es producida, lo será por otra causa. Entonces se pregunta lo mismo. Y así sucesivamente hasta llegar a una causa incausada, o admitir un proceso infinito de causas causadas, sin ninguna causa incausada fuera de la serie.

 

A. Es imposible que se dé una serie infinita, o circular, de causas causadas sin ninguna causa incausada fuera de la serie. Luego es necesario admitir de una forma o de otra, la existencia de una causa incausada o causa primera, que sea la razón suficiente de toda la serie, ya sea infinita, finita o circular.

 

Mayor. Es evidente por la experiencia y el principio de causalidad.

 

Menor. Si toda la serie es producida, ningún elemento de la serie tiene en sí la razón de su existencia, ni toda la serie junta. Luego es necesaria la existencia, fuera de la serie, de una causa incausada, que sea la razón suficiente de la existencia de todos y cada uno de los elementos de la serie.

 

Ningún vaso es razón del agua que contiene; el agua que contiene la ha recibido del otro. Si este otro es un vaso como el anterior, aunque sean infinitos vasos, no habrá agua en ninguno. Es necesaria una fuente original, o manantial de agua, de donde dimane el agua para los vasos. Por poner una serie infinita de vasos, si no se pone una fuente manantial, no habrá agua. Que sea uno o que sean infinitos vasos, si no hay fuente, no hay agua.

 

NB. El argumento prescinde de la posibilidad o imposibilidad de una serie infinita de causas, aun “per se” subordinadas. Aun en la hipótesis de que sea posible una serie de causas subordinadas, si no son causas causadas, no explican nada. Es necesario admitir fuera de la serie una causa incausada, que contenga en sí misma la razón de la existencia. Que sea fuente, y no puro vaso como las otras.

 

3ª vía. A partir de los seres contingentes, se demuestra la existencia de Dios como ser necesario.

 

Ser contingente. Es el ser que puede existir y puede no existir, sin ninguna contradicción intrínseca. Si existe, puede no existir sin ninguna contradicción, porque la existencia no es de la razón de su esencia. El ser contingente de sus constitutivos esenciales no es existente; nada es actual, de modo que dejado a sí mismo, permanecería nada. Si existiese, no se debe a sí la existencia, por consiguiente se la debe a otro que le ha impulsado a la existencia. “Otro”, que existía y tenía capacidad de darle la existencia y se la dio. Es lo que se llama causa eficiente.

 

Ser necesario. Es el ser cuya existencia implica contradicción, porque la existencia actual es del concepto de su esencia. Como la racionalidad es del concepto de la esencia del hombre, y por lo mismo es contradictorio un hombre que no sea o deje de ser racional; de la misma manera, la existencia actual es del concepto del ser necesario, y por lo mismo es contradictorio, que el ser necesario no exista actualmente o deje de existir actualmente.

 

Esta necesidad, por la que un ser necesario, es una necesidad absoluta en el orden del ser. Se habla además de una necesidad lógica, y de una necesidad causal o causativa. Necesidad lógica es toda inferencia inevitable por su evidencia. Necesidad causativa, es la de la causa necesaria. Por fin, en el orden del ser, existe una necesidad hipotética. Es aquella por la que un ser es necesario, no puede no ser, supuesta una condición dada. Así supuesto que una persona esté sentada, necesariamente está sentada, no puede no estarlo, no puede estar de pie. Repugna metafísicamente... La necesidad de que aquí tratamos es absoluta, independiente de toda hipótesis. El ser necesario de tal manera existe, que independiente de toda condición, en sí mismo, no puede no existir; su no existencia, implica contradicción en su misma esencia de ser necesario.

 

Argumento. Existen seres contingentes en este mundo. El ser contingente  depende de una causa eficiente para existir. Esto supuesto, se pregunta, ¿esta causa es contingente, o no es contingente?. Si no es contingente tenemos lo que buscamos, la existencia de un ser necesario. Si es contingente, necesitará de una causa para existir, de la cual volveremos a preguntar si es contingente o necesaria, y así sucesivamente hasta llegar a una causa más o menos remota, que sea absoluta e intrínsecamente necesaria, es decir, que exista en virtud de su esencia; o se admita una serie de causas contingentes.

 

A. Es imposible una serie infinita de causas contingentes o en círculo, sin ningún ser necesario fuera de la serie. Luego, hay que admitir la existencia de un ser necesario que sea la razón última y suficiente de la existencia de todos los seres contingentes.

 

Mayor. Es evidente por la experiencia y por el principio de causalidad.

 

Menor. Que sea imposible y absurdo admitir una serie infinita de seres contingentes, todos ellos sin ningún ser necesario fuera de la serie, es evidente. En efecto, si todos los seres son contingentes, toda la serie, infinita o circular, es contingente, es decir, no tienen en sí la razón de su existencia. Porque todos y cada uno de los mienbros de la serie, son insuficientes para existir; es decir, no tiene en sí la razón de su existencia, es cero y nada en orden a la existencia actual; luego el conjunto de toda la serie, aunque sea infinita, será también cero y nada en orden a la existencia actual. La suma del conjunto de ceros y de nada, da cero y nada, por más que se pongan, aunque sean infinitos. Por consiguiente, si existe, hay que buscar en un ser necesario, fuera de la serie contingente, la razón de la existencia.

 

Escolio. Luego veremos que el ser necesario, absoluta e intrínsecamente necesario, como lo es el que se concluye del argumento, es único.

 

Objec. 1. No hay seres contingentes. Todo existe necesariamente según la ley de la evolución dialéctica. Por consiguiente, no hay más que un ser necesario que es el mundo en evolución.

 

R. D. Antec. Lo que es efecto de causas libres, existe necesariamente. N. Lo que es efecto de causas necesarias existe necesariamente, Sd. Con necesidad absoluta propia del ser necesario, N. Con necesidad causativa, C.

 

2. El ser necesario, causa suficiente de la existencia del mundo, es el mismo universo en su conjunto o substrato, o materia eterna, que por evolución todo lo produce. Ese ser en perpetua evolución (idea, materia, fuego), ese substrato, es el único necesario.

 

R.N. aserto. Como veremos el ser necesario, como muy bien intuyó Parménides, aunque no supo conjugarlo con el mundo sensible y cambiante, es inmutable, único, simple e infinito. Todo lo cual no se verifica en el mundo sensible que nos rodea.

 

3. El ser contingente, no se puede concebir sin el ser necesario. A. En las premisas no conozco la existencia  del ser necesario. Luego en las premisas no puedo conocer, que los seres de la experiencia sean contingentes.

 

R. D. M. No se puede concebir adecuadamente el ser contingente sin el ser necesario, C. Inadecuadamente como un ser que empieza y deja de existir, indiferente a existir o no existir; que la existencia no es de los constitutivos esenciales, o lo que es lo mismo, que de sus constitutivos esenciales, es nada actual. Esto basta para poder concluir la necesidad de una causa eficiente, intuyendo esta necesidad en las características de insuficiencia para existir que presentan los seres de la experiencia, características que llamamos contingencia. Porque si existen, esa existencia no la tienen de por sí, sino recibida de otro. Es lo que expresa el principio de causalidad. C.m. y D. Cons. Adecuadamente, C. Inadecuadamente, pero lo suficiente para el argumento, N.

 

TESIS. Por el orden que aparece en los organismos y en el mundo anorgánico del sistema solar, se demuestra la existencia de una inteligencia sapientísima que es Dios.

 

Orden. Conjunto de elementos dispuestos de un modo estable y apto para la consecución de un determinado fin.

 

a) Materia. La diversidad de elementos que pueden ser estáticos y dinámicos; y según eso el orden puede ser estático y dinámico.

 

b) Forma. La disposición o colocación de los elementos de donde resulta cierta unidad o correlación entre ellos. Esta unidad o correlación es la que hace formalmente apto al conjunto de los elementos para la consecución del fin.

 

c) Principio o razón del orden. Es el principio o razón según la cual se colocan o disponen los diversos elementos que integran el orden. Se toma del fundamento que existe entre los diversos elementos para establecer entre ellos cierta correlación: v.g. El tamaño, la materia, la intensidad, el peso, etc.

 

El orden es siempre un medio que tiene como finalidad intrínseca, el bien que de ese orden se deriva.

 

División del orden. Puede ser:1) Estático, aquel cuya finalidad es la consecución de una estructura determinada y fija. V.g. Los libros de una biblioteca, la ornamentación del altar, etc. 2) Dinámico, cuya finalidad es la consecución de un determinado efecto, producido por la concurrencia de diversas causas, que son los elementos que forman el orden.

 

Puede ser: 1) Evolutivo. El que se origina y constituye a partir de una primera materia, que se desarrolla diversificándose en diversos elementos, que se disponen entre sí de forma apta para la consecución de un determinado fin. Es lo que ocurre en los organismos vivos. 2) Fijo. El que se produce y organiza tal cual es desde el primer momento, v.g. En general los artefactos.

 

El azar o casualidad. Muy afín al orden dinámico, se encuentra el azar, que conviene analizar para distinguirlo del orden.

 

Azar. Es la concurrencia de causas, fortuita, inestable y pasajera, que produce un determinado efecto, totalmente imprevisto y no pretendido ni determinado en ninguna de las causas.

 

El efecto, por imprevisto y no pretendido, lo mismo puede resultar bueno o malo para las causas o agentes que concurren; v.g. La caída de una teja al pasar un peatón. Esta concurrencia es imprevista y no pretendida, y tiene como efecto un mal para el peatón. En los juegos de azar ocurre lo mismo.

 

El azar no es una causa, es el encuentro o concurrencia de causas; encuentro imprevisto y no pretendido. Si para alguien es prevista y pretendida esa concurrencia, entonces no es azar ni casualidad.

 

El azar se dice de la causa, mejor de la concurrencia de causas que producen un efecto no pretendido por la tendencia innata o determinismo causal de las mismas, ni por una tendencia elícita de un agente volitivo, que pretende esa concurrencia, que no le hay, si se da el azar. El azar dicho del efecto, es el efecto producido de un modo imprevisto y no pretendido, ni por la tendencia innata de una causa, ni por la tendencia elícita. Es el efecto, por lo mismo, no de una causa sino de una concurrencia de causas, concurrencia no prevista ni pretendida.

 

El azar como causa (causa que obra al azar, o causa per accidens), es aquella causa que produce un efecto fuera de tendencia innata o elícita. Como toda causa tiende a su efecto, al menos innatamente, síguese que el azar como causa no puede ser una sola causa, sino una concurrencia de causas. El azar está formalmente en esta concurrencia imprevista y no pretendida.

 

El azar puede ser. a) subjetivo o respecto del entendimiento, que desconoce la causa de un efecto imprevisto; y b) objetivo o respecto del efecto producido, y es el efecto que resulta de la cooperación de dos causas, más allá de la intención y previsión de los agentes (Hellín cosmol. N. 439).

 

Se ha reprochado a Cournot que en su noción del azar pasa por alto cierto elemento subjetivo, que el azar envuelve en relación con el sujeto que lo percibe. No hablamos de casualidad siempre que se da interferencia de series de causas independientes. Es decir, no basta la concurrencia fortuita. No dice que es una casualidad, el que al llegar a un lago y tiene que atravesarlo, encuentra una barca junto a la orilla. Va uno por la calle y la atraviesa corriendo por delanta un niño, o va uno en coche veloz por una calle, y cruza un pequeño. ¡Que casualidad! Se dirá en este último caso, y sin embargo en ambos se da la interferencia.

 

Resumiendo, el azar parece implicar los siguientes elementos: 1) causas o series causales relativamente independientes. 2) interferencias o encuentros de ellas. 3) sin que lo pretendan o lo provoque. 4) el resultado nos interesa o nos llama la atención; es algo que parece pretendido o preparado, sin haberlo sido. Esa coincidencia o interferencia de causas es lo que se llama azar, y suceso causal al que resulta de ella. El azar expresa, pues, un efecto y no una causa.

 

El azar puede ser: 1) absoluto, si es imprevisto de todo entendimiento; y 2) relativo, si es imprevisto respecto de un entendimiento particular. Si una persona manda a dos criados por diversos caminos al mismo sitio, sin conocer uno la ida del otro, para que luego se encuentren allí, el encuentro de ambos será una casualidad para cada uno de ellos, no para el que los envió. El azar es relativo para los criados; para el dueño no hubo azar. Por lo tanto puede ser el encuentro de dos series de causas un azar para el hombre, pero no para otra inteligencia más poderosa.

 

El azar absoluto, sería el que no fuera pretendido por ninguna causa. No se da. El azar se da realmente respecto de las causas segundas, y respecto del entendimiento creado, pero no respecto del entendimiento divino. (cfr. Riaz, Azar, ley y milagro, BAC. 1964, pág. 45).