NOS TRAZÓ EL CAMINO

 

Un capitulo de un libro sobre la Virgen María explica cómo los ángeles en el cielo trabajan para salvar almas y que, asimismo, las almas de nuestros difuntos tampoco se están de manos cruzadas, e interceden por nosotros constantemente.
Recordándolo me viene a la mente el P. Alba y me hago esta pregunta: ¿Voy a empezar a ser fruto de su muerte o voy a seguir "tirando a medio gas"?; más claro, si queréis: ¿Voy a vivir de tal manera que empiecen a llamarme "exagerado", "extremista", "intolerante"? No tengo que ir ni a la izquierda o a la derecha del camino hacia Dios que el P. Alba me ha enseñado con el ejemplo de su propia vida. Tengo que ahondar en el mismo camino y profundizar más y más, viviendo de VERDAD lo que creo en mi vida cotidiana, sin respeto humano. Tengo que seguir el ejemplo del P. Alba no como fin, sino como medio para llegar a Dios, pues no es una casualidad que yo esté en nuestra Asociación, sino porque la Divina Providencia, por medio de unos campamentos, me enseñó el camino a seguir en esta vida. La dirección en mi vida la tengo muy clara: seguir a Cristo por medio de María, mi Madre, viviendo en plenitud el espíritu de la Asociación y de la Unión Seglar, siendo y sintiéndome ser Asociación. A medida que pasan los años, lo veo más claro, tengo que dejarme llevar por ese espíritu, sin oponer resistencia. De los nueve hermanos que somos en mi familia, cinco hemos conocido a la Unión Seglar. Con el paso de los años, este hecho me hace reflexionar muchísimo y me impulsa a pedirle diariamente a mi Madre María la perseverancia hasta el final, pues mi fidelidad a Cristo va ligada a la Unión Seglar y a la Asociación, al espíritu y forma de vivir que me ha enseñado el P. Alba: siempre contracorriente. Uno de los últimos recuerdos que tengo del P. Alba es la gran alegría que mostraba cuando, en este ultimo año de vida, podía venir a dirigir nuestro turno de Adoración del 2º Domingo en el Tibidabo. Nos manifestaba lo contento que estaba por compartir con nosotros esa noche con Jesús; se le reflejaba en el semblante esa mirada de "madre", que tiene a sus hijos recogidos y dando ánimos para que nunca faltemos a la "Cita con el Señor". Un recuerdo que tendré siempre del P. Alba es el espíritu de renuncia, de exigencia, pero con amor. Nos enseñaba que debemos hacer las cosa bien hechas, no para que lo vean los hombres, sino para Dios, que es a quien debemos agradar y dar lo mejor de nosotros. Los dos primero días de la marcha del P. Alba al cielo tenía ratos de tristeza y ratos de alegría; de tristeza por el afecto humano que sentía, y de alegría por saber que ya estaba en el cielo; pero pasados estos dos primeros días, estoy mucho más contento, en el trabajo y en casa, debido a la intercesión del P. Alba. Me reafirmo más en el camino que debo seguir, todo me es más fácil y sencillo, siento gran paz interior. Pido a Dios que no queden estos propósitos en un fogonazo momentáneo, sino que sean la reafirmación de mi fidelidad a Dios, a la Virgen y a la Unión Seglar, y al P. Alba le pido que interceda por mi perseverancia y la de los míos para que aumente en nosotros el sentimos plenamente "Comunidad de Amor". ¡Por Cristo, por María, por España! ¡Más, más y más!

Francisco J. Santos