Jesús sea siempre en nuestras almas
Mi querido Padre:
Siempre le pongo unas letritas a primeros de año, y en este me he retrasado un
poco, esperando este momento de pena para todos nosotros, al írsenos al cielo
nuestro P. Alba. Le escribimos a él la semana pasada enviándole la capellana.
Espero podrían leerle mis letras, que eran una pobre expresión de toda la
gratitud que le debo y petición de ayuda desde el cielo...
Supongo cómo habrán vivido estos momentos y la orfandad que se sentirá ahí
sin él. Cuando leí su christma que decía que las carmelitas podíamos lograr
el milagro, lo que me puso el Señor en el corazón fue intuir que no era eso,
sino un premio muy grande lo que Dios quería darle.
Desde las primeras noticias en noviembre, el Señor ha movido a unos y otros
para que nos fueran informando, en especial el Padre Escudero, que llamó varias
veces y pude hablar con él por el torno el 11 de diciembre que estuvo aquí.
El 10 de enero volvió a llamar con la noticia de que estaba "a punto de
rasgarse el velo..." Y para mí es significativo el día 11: como la M.
Maravillas y la M. Dolores (11 abril)...Me acuerdo mucho de Vd., Padre, pues
comprendo lo que el P. Alba significaba en su vida, y de resultas a los que Dios
le ha confiado a Vd., como una cadena interminable en que cada eslabón lleva
detrás muchos otros.
Yo estos días pienso mucho en el Padre, y se me agolpan los recuerdos preciosos
con mil detalles de su fervor, del fuego que ponía en todas las cosas, de su
clarividencia y rectitud, de su austeridad, del atractivo tan grande que tenía
para llevar a la juventud al Señor.
Todo esto con vivencias concretas, que sería difícil de enumerar y expresar.
¡Qué paciencia para todos los sábados ir al centro a atendernos a unos pobres
infelices!...
Tengo un detalle precioso que le voy a contar. Ya sabe que, como yo me dirigía
con Vd., a él directamente no le hablaba demasiado de mi vocación. Más bien
eran cosas que se daban por supuestas y tengo que agradecerle muchísimo ese
respeto (que al fin, ya sabía que estaba en unas buenísimas manos). Pero el
día que entré, esa misma noche, me trajeron a la celda dos tarjetas (del Niño
Jesús y de la Virgen) escritas por él. Haciendo hablar a Jesús y a la Virgen
que me decían lo contentos que estaban de tenerme en su casa, sus proyectos
para conmigo, etc... de una ternura y una delicadeza que me llegó al corazón.
También estos días se me ha ocurrido releer las homilías que dijo en mi
entrada y profesiones (que me las transcribió la tía Nieves), que son una
preciosidad. Le copio una frase que me impresionó en esta circunstancia:
"Acabó lo que yo era de mi psicología, de mi educación y mi ambiente, y
mi manera de ser y mis puntos de vista y mi cultura, y mi enseñanza; todo esto
vale en tanto cuanto Dios quiera asumirlo. Dios Nuestro Señor puede hacer que
todo esto sirva para renunciarlo, porque, en último término, en el último
holocausto de nuestra vida, en la muerte, renunciamos a todo, porque nada de
esto entra en la vida eterna"... nada de esto, pero en cambio, cuántos
tesoros de buenas obras y de amor de Dios le habrán acompañado al cielo.
Desearíamos saber todos lo de estas últimas semanas, seguro que escribirán
alguna circular, ¿verdad?
Pido mucho por todos los que han recibido el espíritu y la dirección del
Padre, que desde el cielo les siga iluminando aún más ahora que está, como
dice la liturgia de Navidad, "inmerso en la luz de la Palabra hecha
carne". Me acuerdo en especial de los misioneros, que no han podido tener
el consuelo de recibir sus últimos consejos y su bendición. En fin ... no
puedo seguir escribiéndole, pero ya comprende cuántas cosas quisiera decirle.
Con todo el cariño de su hija,
Lourdes del Corazón de Jesús, i.c.d.