EL P.ALBA Y MIS PADRES

El P.Alba, como ya sabemos, está en el cielo gozando de la visión eterna de Dios. Eso es sabido por todos, hasta por los más pequeños. Para mí, ha sido como un padre desde el día en que murió mi madre, hace ya siete meses. Aunque yo no hablaba mucho con él, porque me impresionaba mucho, se notaban sus oraciones. Era un gran amigo de mis padres, los conocía desde que tenían dieciséis años. Y fue el director espiritual de mi padre durante algún tiempo. Me imagino el abrazo de mi padre con él en el cielo. Fundó la Unión Seglar. Pero no sólo la fundó, sino que también fue el que movía a la gente de nuestra Unión Seglar a seguir viviendo santamente. Era una persona grande. Por eso a mis padres les gustaba tanto. Su grandeza de corazón se transmitía a los demás en forma de virtudes, virtudes que todos intentábamos seguir un poco. Venía a comer casi todos los 23 de octubre aniversario de la muerte de mi padre a mí casa. Fue muy bueno el primer día que vino a comer a mi casa y mi madre no sabía que era vegetariano y le sirvió un buen plato de carne. Él no dijo nada y se lo comió alegremente. Fue impresionante lo que dijo en la homilía de la misa funeral de mi madre. Una vez, ya enferma, después de Misa, el P. Alba se la encontró de rodillas, a pesar de que casi no podía. Él le dijo que se sentara y ella le contestó: "Si no lo hago por Cristo, ¿por quién lo haré?" En fin, el amor de mis padres hacia Cristo sólo se puede comparar al del P. Alba. El nuestro, bajo cero. Nos dijo una vez Israel Sanabria que el Señor se está llevando a los buenos de este mundo para que no tengan que pasar la prueba que se acerca. El P. Alba y mis padres son tres "enchufes" que tenemos en el cielo. Ahora podemos pedirles todo lo que queramos, siempre que sea bueno, que ellos ya se lo pedirán a Dios. El P. Alba amó mucho a la Patria. Igual que mis padres. Se parecían mucho. Teman el mismo anhelo: ir al cielo a ver a Dios si les tocaba, pero que siempre se hiciera la voluntad de Dios. Hemos de pedirles muchas cosas. Tomar ejemplo de ellos para todo. Puedo decir de ellos que NUNCA cometieron un pecado mortal. Pero confesaban. Cada vez que podían. Otro ejemplo para los que se creen buenos. P. Alba, Alberto Rodríguez de Mier, Inocencia Salvador: ROGAD POR NOSOTROS. Sursum Corda, Habemus ad Dominum. Por Cristo, Por María, Por España: Más, Más y Más ¡De colores! ¡La Reina vive!

Luis Mª Rodríguez de Mier